
El Huerto En Un Metro Cuadrado
A finales de verano, compartía la imagen de la portada de El huerto en 1m2 en Instagram. Lo estaba leyendo aprovechando mis trayectos en tren hacia Barcelona. @MurmurisBlog y @danilopveg preguntaron...
Editorial: Blume
Encuadernación: ND
Número de páginas: ND
Idioma: Español
A finales de verano, compartía la imagen de la portada de El huerto en 1m2 en Instagram. Lo estaba leyendo aprovechando mis trayectos en tren hacia Barcelona. @MurmurisBlog y @danilopveg preguntaron que qué tal estaba y como lo prometido es deuda, aquí está mi impresión sobre el libro. Mel Bartholomew es un ingeniero jubilado,que practica la jardinería como afición. Por lo que cuenta en el libro, cuando decidió dedicar parte de su jardín al cultivo de hortalizas, empezó a cuestionar los métodos de cultivo tradicionales en surcos lineales, y ello lo llevó a intentar hacerlo más fácil. ¿Cómo? Creando un sistema nuevo para aprovechar el espacio al máximo, al que él llama el método SMG (Huerto en 1m2, por sus siglas en inglés). El método S-M-G (Square-meter Gardening) El señor Bartholomew propone la fabricación de camas de cultivo formadas por un armazón de madera que ocupe 1m2. Explica que podemos ubicarla donde queramos sin necesidad de cavar la tierra del jardín o incluso poniéndola sobre losetas. Este cuadrado lo subdividiremos a su vez en nueve cuadrados más pequeños de manera que podremos cultivarlos de manera independiente. Quizá si le echáis un vistazo a esta presentación en Issuu lo entenderéis mejor: La mezcla de Mel Este es el nombre que utiliza para describir el sustrato que recomienda utilizar: una mezcla a base de turba de musgo, vermiculita y compost, para obtener un sustrato aireado, esponjoso y que drene bien. Nos servirá para cultivar todas las hortalizas (de las que habla en sucesivos capítulos), indicando cuántas nos caben en cada uno de los nueve cuadrados en los que hemos dividido nuestra cama de cultivo. En el libro está muy bien detallada la construcción de los cajones de madera, cómo realizar la mezcla, así como gráficos e información sobre las hortalizas más habituales en un huerto urbano. Su propuesta de utilizar cada uno de los nueve cuadrados para cultivar distintas hortalizas que irán sucediéndose según la planificación que nos ofrece será muy útil para aquellos que están empezando un huerto urbano y necesitan una pauta a seguir. Se me ocurre que también les gustará a los que tienen una mesa de cultivo, pues os ayudará a optimizar el espacio del que disponéis, dividiéndolo mentalmente en esos cuadrados de los que habla Bartholomew. En ese sentido, entiendo que se haya convertido en un best seller (2 millones de ejemplares vendidos según reza la portada). Es un libro ameno y que cumple lo que promete: tranquilizar y centrar las tareas a realizar un principiante y conseguir que empezar un huerto sea una tarea fácil. Por ponerle un par de peros, diría que alguien que ya practica la horticultura lo encontrará repetitivo. A mi no tiene que convencerme de que me ponga manos a la obra y empiece un huerto urbano. La segunda pega no es hacia el libro en concreto, es una queja que ya he manifestado en otras ocasiones respecto a libros de autores foráneos: no dejan de mencionar variedades de hortalizas que no se encuentran aquí, y ello puede convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para aquél que convierta el libro en su manual de ruta y lo siga a pies juntillas. Este libro lo ha publicado en España Editorial Blume y también podéis pasaros por el blog de Mel, donde se comparten fotos e información de huertos que siguen su método.